martes, 31 de agosto de 2010

Calentando motores

Foto de La tribuna


Ya falta menos para el inicio de las clases, y unas horitas para volver a recorrer los pasillos del instituto. Estos 12 primeros días sirven para desengrasarnos, corregir los primeros exámenes ( o mejor dicho, los últimos del curso) ya que la semana que viene cerraremos una puerta y abriremos otra nueva. Siento curiosidad por lo que me depara este nuevo curso: Alumnos que he visto por los pasillos, pero que no he tenido;alumnos de primero de Eso,que empiezan con ilusión una nueva etapa, y quizás sean los más interesados en volver (más bien en llegar) y empezar las clases, aunque su interés no vaya más allá de lo grande que es el patio o el bar, o que hay más pasillos y puertas que en el colegio.
Será un año especial, porque tendremos obras, y será difícil intentar explicar mientras nos taladran en el oido y una humareda de polvo se asoma a la ventana, quizá, quien sabe, para escuchar lo que decimos.
Para motivarme ya tengo mi nuevo boli rojo, mi cuaderno del profesor, mis colorines, algunas actividades que he ido preparando este verano y que iré mostrando a lo largo del curso... Espero poder aportar nuevas ideas, que los alumnos, que son la razón de que yo esté aquí, en el otro lado de la orilla, me enseñen y me sorprendan con su entrega, con su imaginación. Dentro de nada, empezarán los nervios de los primeros días, ese ponerte a prueba, que tanto les gusta a los alumnos para saber hasta donde pueden llegar. Empieza, el estrés, los nervios, las alegrías cuando alguna actividad sale bien, los enfados cuando no hacen los deberes o no están suficientemente motivados y esperan que tú te conviertas en un payaso, en un ilusionista, en alguien capaz de hacerles entender que la sintaxis vale la pena y que la literatura no es un rollo. Empiezan las veinti-una-mil horas colgada del ordenador, preparando, buscando, enlazando, preguntando dudas intentado crear algo que les emocione, les guste y que te quita horas de sueño,de compartir con la familia para conseguir lo más importante: no solo que aprueben, sino sobre todo, que aprendan y disfruten.
Yo ya estoy en la pista de aprendizaje y de aterrizaje, en la casilla de salida.
¿Alguien más se apunta a volar?