sábado, 17 de diciembre de 2011

Homenaje G27


Uniéndome a la propuesta iniciada por Toni Solano de homenajear a esta gran generación de poetas, me uno con estas dos aportaciones:
 Una con un poema de mi autor favorito: Luis Cernuda, recitando el poema Telarañas cuelgan de la razón en el podcast colectivo
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Telarañas cuelgan de la razón
               

Telarañas cuelgan de la razón
En un paisaje de ceniza absorta;
Ha pasado el huracán de amor,
Ya ningún pájaro queda.

Tampoco ninguna hoja,
Todas van lejos, como gotas de agua
De un mar cuando se seca,
Cuando no hay ya lágrimas bastantes,
Porque alguien, cruel como un día de sol en primavera,
Con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo.

Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
Aunque siempre nos falte alguno;
Recoger la vida vacía
Y caminar esperando que lentamente se llene,
Si es posible, otra vez, como antes,
De sueños desconocidos y deseos invisibles.

Tú nada sabes de ello,
Tú estás allá, cruel como el día;
El día, esa luz que abraza estrechamente un triste muro,
Un muro, ¿no comprendes?,
Un muro frente al cual estoy solo.



y en segundo lugar, esta versión del Romance sonámbulo de Federico García Lorca, cantando por Manzanita y Ketama.



Aquí os dejo el poema
Romance sonámbulo


Verde que te quiero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar 
y el caballo en la montaña. 
Con la sombra en la cintura 
ella sueña en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata. 
Verde que te quiero verde. 
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando 
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde. 
Grandes estrellas de escarcha 
vienen con el pez de sombra 
que abre el camino del alba. 
La higuera frota su viento 
con la lija de sus ramas, 
y el monte, gato garduño, 
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendra? ¿Y por dónde...? 
Ella sigue en su baranda, 
Verde came, pelo verde, 
soñando en la mar amarga.
--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo per su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito, 
este trato se cerraba. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir 
decentemente en mi cama. 
De acero, si puede ser, 
con las sábanas de holanda. 
¿No ves la herida que tengo 
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca. 
Tu sangre rezuma y huele 
alrededor de tu faja. 
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos 
hasta las altas barandas;
¡dejadme subir!, dejadme, 
hasta las verdes barandas. 
Barandales de la luna 
por donde retumba el agua. 
Ya suben los dos compadres 
hacia las altas barandas. 
Dejando un rastro de sangre. 
Dejando un rastro de lágrimas. 
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata. 
Mil panderos de cristal 
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas. 
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba 
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Donde está, díme?
¿Donde está tu niña amarga? 
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo, 
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana. 
Verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna 
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima 
como una pequeña plaza. 
Guardias civiles borrachos 
en la puerta golpeaban. 
Verde que te qinero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar. 
Y el caballo en la montaña.

7 comentarios:

  1. Gracias, Maru por tu participación y tu entusiasmo. Un saludo.

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  2. Gracias, Maru (yo también) por recitar el poema.

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  3. Gracias a los dos por vuestras interesantes reflexiones, aportaciones, ideas etc. Es un lujo participar de todo lo que proponéis.
    Un saludo,
    MARU

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  4. Me ha encantado volver a escucharte, Maru. Y es que es estupendo llenar los blogs de poemas aunque solo sea para nosotros mismos, ya que nos hace revivir momentos, recordar y releer poemas que hacía tiempo (es mi caso) teníamos casi olvidados.
    Un saludo, Maru.

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  5. Cernuda también es uno de mis preferidos, aunque también lo es Lorca, Salinas... ¡Qué difícil decidir! Es una de las razones por las que me gusta esta propuesta de Antonio: siempre se encuentran poemas desconocidos o soprendentes, y también es estupendo leer los que más nos gustan.
    Un saludo.

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  6. Alberto: fui un placer conocerte y desvirtualizarte.Espero seguir aprendiendo contigo.
    UN saludo.
    Carlota: tienes toda la razón, es difícil elegir entre tantos y tan buenos.Todos tienen poemas fantásticos y cada día descubro uno nuevo.
    Un saludo.

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  7. También Cernuda es uno de mis favoritos. El poema que has elegido adquiere más sentido con tu voz.

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